Plaza de toros de Argamasilla de Alba, a poquitos metros de la trena que sirvió de cautiverio a la personalidad más grande de nuestras letras, Don Miguel de Cervantes mientras entre sus muros alumbraba la obra mas universal de la literatura española “El Quijote”.En esta localidad manchega se celebró un festival taurino en el que hizo el paseíllo tocado de “ala ancha” y “marsellés” el rubio torero Antonio José López acompañado por Vicente Barrera, Dávila Miura, Aníbal Ruíz, los novilleros Miguelín, Antonio Linares y precedidos a su vez por el caballero rejoneador Víctor Guerrero para lidiar reses de la ganadería de Don Sancho Dávila (Conde de Villafuerte Bermeja) de Santisteban del Puerto (Jaén), todos ellos con cuajo y de hechuras desiguales.Con el novillo que sorteó El Rubio se abrió de capa en los lances de recibo “meciendo los riñones arrebujao” y trazando unas verónicas de finas maneras logrando con ello un toreo hacia adentro de grandísimo relieve que escasea en los tiempos que corren.Como el novillo no tenia claro del todo su intención de embestir hacia adelante, el espada comenzó a hilvanar su toreo con la diestra tirando muy hacia atrás de las muñecas y embarcando desde la lejanía tratando de que el animal rompiera a bueno, pero el cornúpeto se fijaba demasiado en los muslos del coletudo cada vez que pasaba a su “verita”. Aún con todo, éste consiguió exprimirle varias series de muletazos largos templando a ras de suelo.Por el pitón izquierdo el animal demostraba problemas de visión que al parecer se debían a un “pajazo” en el ojo que inducían al animal a mirar de manera inquietante el bulto, no dando posibilidad al torero de cimentar faena por ese lado. Y entre dimes y diretes, le arreó dos volteretones de los que logró desasirse de la res con ímpetu novilleril.Finalizó su faena entrando a matar a pasito lento enterrando una estocada en los rubios maciza como maciza había sido la faena.Dos volteretas y dos orejas se ha traído el torero desde La Mancha que le saben a gloria, y a esperar a que de nuevo se acuerden de él. El resto de la terna se lució de manera desigual destacando el toreo elegante que caracteriza a Vicente Barrera.He dicho.Juan Robles.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Nueva 'puerta grande' de El Rubio, en Argamasilla de Alba
Plaza de toros de Argamasilla de Alba, a poquitos metros de la trena que sirvió de cautiverio a la personalidad más grande de nuestras letras, Don Miguel de Cervantes mientras entre sus muros alumbraba la obra mas universal de la literatura española “El Quijote”.En esta localidad manchega se celebró un festival taurino en el que hizo el paseíllo tocado de “ala ancha” y “marsellés” el rubio torero Antonio José López acompañado por Vicente Barrera, Dávila Miura, Aníbal Ruíz, los novilleros Miguelín, Antonio Linares y precedidos a su vez por el caballero rejoneador Víctor Guerrero para lidiar reses de la ganadería de Don Sancho Dávila (Conde de Villafuerte Bermeja) de Santisteban del Puerto (Jaén), todos ellos con cuajo y de hechuras desiguales.Con el novillo que sorteó El Rubio se abrió de capa en los lances de recibo “meciendo los riñones arrebujao” y trazando unas verónicas de finas maneras logrando con ello un toreo hacia adentro de grandísimo relieve que escasea en los tiempos que corren.Como el novillo no tenia claro del todo su intención de embestir hacia adelante, el espada comenzó a hilvanar su toreo con la diestra tirando muy hacia atrás de las muñecas y embarcando desde la lejanía tratando de que el animal rompiera a bueno, pero el cornúpeto se fijaba demasiado en los muslos del coletudo cada vez que pasaba a su “verita”. Aún con todo, éste consiguió exprimirle varias series de muletazos largos templando a ras de suelo.Por el pitón izquierdo el animal demostraba problemas de visión que al parecer se debían a un “pajazo” en el ojo que inducían al animal a mirar de manera inquietante el bulto, no dando posibilidad al torero de cimentar faena por ese lado. Y entre dimes y diretes, le arreó dos volteretones de los que logró desasirse de la res con ímpetu novilleril.Finalizó su faena entrando a matar a pasito lento enterrando una estocada en los rubios maciza como maciza había sido la faena.Dos volteretas y dos orejas se ha traído el torero desde La Mancha que le saben a gloria, y a esperar a que de nuevo se acuerden de él. El resto de la terna se lució de manera desigual destacando el toreo elegante que caracteriza a Vicente Barrera.He dicho.Juan Robles.
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